Conversaciones en Whatsapp II: suicidio y eutanasia
Publicado el 19.07.2022
En otro debate por whatsapp salió el tema de la reciente ley de eutanasia, y la reflexión de mi oponente en el debate fue: «Sobre el tema de la eutanasia... Dice mucho de las metas que se proponen en nuestra cultura. Una sociedad vital, joven y en auge ni legitima el suicidio ni lo propugna como máximo ideal de libertad.»
A mí esto me suena a haber comprado sin reflexionar y profundizar el discurso hipersimplificador, retorcido e irreal de la conferencia episcopal sobre este asunto, una tergiversación de la realidad muy propia del clero. Porque es evidente que no se propugna la eutanasia como máximo ideal de libertad. Sí como una libertad más a la que poder recurrir en casos muy extremos de sufrimiento horrible y sin esperanza de que acabe por no existir solución médica. Es poder optar a un final digno para una terrorífica agonía sin esperanza médica de mejora.
Y además esto coincide en el tiempo con un fenómeno actual muy evidente: la sociedad civil y las administracións públicas están sacando a la luz el problema grave que supone el suicidio, el de verdad, no la eutanasia, muchas veces silenciado hasta ahora en nuestra cultura precisamente por la creencia cristiana en la condenación eterna de los suicidas. Era una vergüenza para los que quedaban. Por contra ahora se intenta visibilizar esta realidad trágica y así se están tratando de combatir activamente sus causas. Lo estamos viviendo estos últimos años. Está ya incluso en la cultura popular, aún hace unos días lo vi como tema principal en un episodio de una serie de ciencia ficción. Es lo que está pasando con el tema de los suicidios, y es una muy buena noticia, que de nuevo no lidera ni impulsa la iglesia.
Así, que en algunos casos (muy pocos y teniendo que justificarlo extensamente) de sufrimiento extremo y sin solución médica posible, tengamos la posibilidad de poner fin a ese sufrimiento, voluntariamente y sin criminalización de quien no quiere seguir sufriendo ni de quien le ayuda a escapar a esa agonía, en un contexto controlado y con un procedimiento muy garantista, no es una «cultura de muerte», sino de compasión. Este tema es un ejemplo clarísimo de cómo unas creencias religiosas sin pruebas ni base racional ninguna, la condenación eterna del alma (qué Dios más misericordioso, por cierto) del que se suicida, y el valor redentor del sufrimiento, contaminaron el debate y causaron sufrimiento real en el enfermo y en los familiares y médicos que no podían ayudarle en ese contexto horroroso.
Yo vivo más tranquilo ahora sabiendo que si llego a una situación médica tan atroz podré evitar que los obispos vengan a obligarme a extender horriblemente en el tiempo la agonía, en nombre de sus creencias inhumanas. En una situación extrema así no es razonable de ninguna manera imponer la obligación de seguir viviendo.
Si uno se ve como tolerante y con empatía, debería procurar imaginarse en una situación extrema como ésta y entonces verá la enorme positividad de la norma recién aprobada, que por cierto recoge el sentir de la gran mayoría de la población española, que incluye muchas personas religiosas. Todas estas personas han sabido demandar y leer la compasión y dignidad que supone una norma así. Recomiendo la lectura del apartado I del preámbulo de la ley, que explica perfectamente de qué estamos hablando.
Y una última reflexión, esta norma establece un derecho individual, nadie obliga a nadie a emplearlo. ¿Por qué entonces esa oposición tan marcada de algunos?. Si tus creencias religiosas te obligan a sufrir la agonía hasta el final más indigno posible, nadie te impide hacerlo, pero ¿por qué imponérselo a los demás que no comparten tus ideas?. Yo no veo motivo ninguno salvo crueldad o retorcidas pajas mentales pseudofilosóficas alejadas de la realidad y la mínima compasión por el prójimo.
- Ley de eutanasia en España: https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2021-4628
Foto de tabitha turner en Unsplash